martes, 27 de agosto de 2013

El primer paso para superarlo es aceptarlo...

Si, quiero superarlo y por eso lo acepto, ya no tengo 18 años, tengo 26 y estoy teniendo una crisis.

Todo comenzó una noche de fiesta. Una de esas noches en las cuales planeas salir con tus amigos, beber, como diría una compañera de lucha "hasta el agua de los floreros", bailar, cantar y volver a casa entre 2 y 3 de la mañana (ya saben,por todo aquello de la hora zanahoria) entre feliz e inconsciente gracias a la calidad del alcohol ingerido. Pero, en realidad lo que paso esa noche fue... aterrador.

Esa noche salimos aproximadamente a las 7pm del apartamento, fuimos a comer Kebabs para "evitar que el trago hiciera estragos", nos sentamos en el bar tomando cerveza y cuestionándonos por que habíamos salido cuando podríamos estar cómodos viendo una peli. Dadas las 11 de la noche el cansancio vence y decidimos volver al apartamento.

 Que me pasa? Estaré enferma? Será que la música actual o las bebidas tienen un efecto somnífero? Flotaban en mi cabeza mil y un preguntas, las cuales, fueron respondidas en una tarde de tertulia... Allí lo entendí....

Hablamos de aquellos bailes de colegio, ese recuerdo vivido de ver a nuestros amigos varones bailando como los chicuelos de N Sync, chicas  haciendo las coreografías de las spice girls, destinys child y como olvidar la canción de aquella telenovela llamada "la baby sister" (obvio estas niñas no somos nosotras, eran las amigas de una amiga o algo así...), el saber lo bien que suena la música cuando uno la escucha directo de un vinilo o acetato o como el casete formo parte de nuestra vida romántica. Hablamos de como los adolescentes actuales están perdidos con sus diferentes modas sin sentido, de como "en nuestra época" todo se veía, sonaba y olía mejor.

Si señores... En nuestra época, en MI época. ese día tuve un momento de revelación, un momento en el que vi las muchas cosas que hice y no hice con mi vida y lo que siempre pensé imposible o por lo menos tan lejano comenzó a pasar. Me di cuenta que ya llevo unos años de ser adulta, que ya pago recibos, voy al banco, si tomo mucha leche se me alborota el colon, si bebo mucho alcohol al día siguiente siento guayabo, me veo invitada a bodas bautizos y demás viendo a mis amigos pasar a una nueva etapa de su vida. Trabajo, tengo un sueldo y los niños me llaman señora, el señor de la tienda me llama señora, la señora que me decía niña me dice señora.

Así me di cuenta que en 3 años y 2 meses llegare a los 30 años, así me di cuenta que tengo un problema y lo debo admitir como si fuera una reunión de A.A:

"Buen día, mi nombre es Lorena, y soy una adulta contemporánea"